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episteme

Disposición Ontológica:

DISPOSICIÓN ONTOLÓGICA:
¿DEBER SER O IMPONER SER?

La humanidad no es un género más como la animalidad, pues el humano posee la capacidad ontológica de ser algo más de lo que la naturaleza dispuso para él. En su ser, se encuentran un número infinito de posibilidades para transformar y transformarse. En estas infinitas posibilidades, surge la incógnita de hasta dónde todo acto efectuado por el hombre lo hace humano o lo convierte en una bestia.
Para responder a este planteamiento considero de sumo necesario definir algunas palabras, para esclarecer y dar paso a una posible solución de esta interrogante.
El primer enunciado de este escrito es “la humanidad no es un género más como la animalidad”. Aquí se entiende humanidad como aquella forma de ser donde, se supone, todo hombre puede realizar cuanto le beneficie sin perjudicar a otros, sean hombres o animales. Se pronuncia esto como una suposición, no por diversas limitaciones a las que pueda enfrentarse el hombre para beneficiarse, sino porque los últimos tiempos han dado prueba de que el beneficio de unos cuantos es a costa de muchos otros.
Se ha olvidado que al igual que nosotros, hay miles más cuya pretensión es el bien- estar, entendiendo esto como un estado ontológico óptimo, donde lo provechoso no es cuanto poseas materialmente, sino cuanto se enriquezca tu ser, porque la humanidad se ocupa de seres no de materias.
El segundo término a explicar es la animalidad. Cabe señalar que no se utiliza esta palabra de manera despreciativa hacia los animales, pues aquí animalidad se entiende en oposición a lo que se explicó de humanidad, a saber que el humano no es un animal que camina erecto a diferencia de los demás, ni tampoco es aquel que produce tecnología para matar, sino aquel que en su ser nunca olvida la existencia de los demás.

Ideal Ilustrado: Kant y las convergencias de la idea de Deber Ser como Disposición Ontológica

Para Kant en Filosofía de la historia, el individuo ilustrado debe tener una capacidad crítica, debe ser apto de utilizar la razón para contra argumentar lo establecido por la autoridad. El límite es que el individuo tenga la capacidad de criticar con sus razones para poder llevar a cabo el progreso, pero también para tener una conducta ética plena.
Otorgando Kant tanta importancia a la razón en el actuar diario de todos los individuos, se desprende mi visión de disposición ontológica como deber ser. Pretendo vincular el Ideal kantiano de un individuo con el valor de servirse de su propia razón con la actual necesidad - así lo vislumbro- de una actitud reflexiva y razonable de nuestros actos.
Se habla aquí de disposición ontológica como la actitud voluntaria de realizar acciones externas a nuestras propias voliciones.
El deber ser es un término que trata de explicar más detalladamente cuándo nos encontramos dispuestos, ontológicamente, a participar en situaciones que nos son ajenas a nuestros propios intereses.

Deber Ser
Inevitablemente vivimos con un gran número de reglas, normas, leyes o como quiera llamárseles, que debemos cumplir. La pretensión de la existencia de dichos parámetros es regular la convivencia entre los individuos, sea en el campo social, laboral o familiar. Pero también existen ciertos lineamientos que cada individuo se establece para su propia conducta. Es en este tipo de código donde se encuentra la disposición ontológica.
Respecto a los imperativos socio-culturales a los que todos los días de nuestra existencia estamos expuestos, sería favorable que tuviéramos una actitud reflexiva ante ellos. El acto de reflexionar, analizar y pensar las diversas normas que pretenden regular nuestra conducta, nos ayudará a discernir si estos imperativos no son normas austeras o represivas, que pretenden inculcar un espíritu de disciplina y dominio de uno mismo, o si no nos piden el sacrificio de nuestro ser ante la supuesta autoridad de una institución o un gobierno.
El deber como disposición ontológica no es una obediencia incondicional, pues ésta forzosamente nos pide actitudes más preocupadas por rigorismos que por los progresos ilustrados, nos exige ceguera en nombre de la patria en lugar de razonar hasta dónde estas reglas son absurdos nacionalismos sin beneficio alguno.
Toda disposición, sobre todo ontológica, se encuentra impregnada de nuestra voluntad. Por ello, más que rigurosos imperativos o culto al deber, el deber – ser, en tanto que disposición y no obligación, se proyecta en la búsqueda de compromisos razonables, pues necesitamos que nuestra razón sea útil para poder justificar que los valores humanistas son una finalidad legítima, y para ello no hay más medio que una razón teórica y práctica.
Así pues, el deber – ser más que acercarse a una conducta pasiva que obedece ante todo lo que se le dice, es una actitud donde la inteligencia es el motor para conducirse. No podemos olvidar la existencia de acciones interesadas, pero lo que sí podemos es limitarlas, no con fines altruistas (ya que no todos comparten el deseo de un bienestar colectivo) sino con dimensiones de respeto ante la existencia de los demás. Por tanto, los deberes deben ser objeto de explicación racional y demostrarse apoyándose en la única razón del hombre como ser social, a saber, que hombres mejor instruidos en cuanto a sus deberes serán más justos.
Imponer Ser

IMPOSICIÓN: del latín impositio, impositionis. Exigen
cia desmedida con que se trata de obligar a una persona.

Resta poco que decir acerca del Imponer Ser. Como se señala en la definición, la imposición es una obligación que por su exigencia se vuelve violenta. Cuando ante nuestro ser se presenta una situación de esta naturaleza, no podemos hablar de una disposición, mucho menos ontológica, pues por lo que se ha dicho del Deber Ser, nuestras acciones son motivadas por gustos, sentimientos y razonamientos propios, es decir, nuestro actuar es voluntario, claro está, sin prescindir de la inteligencia y la cordura.
Ante la imposición, nuestro ser se encuentra indispuesto, pues al ser agredido con imperativos inútiles, injustos e imperiosos, la reacción del ser es rehusarse a cometer dichas exigencias. Desafortunadamente, no siempre se respeta nuestra disposición ontológica, por lo que terminamos actuando en contra de nuestra voluntad. Es por esto la urgencia de una inteligencia teórica y práctica, no con pretensiones de erradicar definitivamente a la Imposición, pues parafraseando a Lipovetsky las malversaciones, injusticias y torpezas nunca desaparecerán: lo máximo que podemos hacer es limitar su extensión, reaccionar más inteligentemente..

Finalmente, considero sumamente importante aclarar que el tipo de razón que aquí presento no es autoritaria, pues las voliciones, sentimientos o pasiones sí influyen en el deber ser, en tanto que es disposición ontológica, por lo que una crítica como la de Horkheimer y Adorno al pensamiento ilustrado no tiene cabida en lo que aquí se plantea, pues, esencialmente, ellos recriminan la visón kantiana de que un individuo que no se guíe por su razón será un esclavo de sus pasiones, tesis que aquí no se argumenta ni se sostiene. Así pues, términos como voluntad, poder y ser, sí pueden ser comprendidos desde esta visión de razón.

1 comentario

J.G.R. -

Verónica: en lo tocante al tema de nuestro connuvio, he resuleto lo óptimo es celebrarlo en miercoles.